miércoles, 12 de septiembre de 2007

Shichi-go-san

Shichi-go-san

Un ritual de paso para los niños

El día 15 de noviembre tiene lugar una de las festividades más importantes para los japoneses, el Shichi-Go-San, en el que se pide a los dioses sintoístas por el bienestar futuro de los niños.

Shimotsuki

Según el antiguo calendario japonés, el mes de noviembre recibía el nombre de shimotsuki, el mes de la escarcha, en referencia a que es en este mes cuando se producen las primeras heladas.

Otros nombres que recibe este mes son kagurazuki, el mes del kagura (un tipo de música y danza sintoísta), Chūtō, el mes central del invierno, y yukimachizuki, el mes que espera la nieve.

Shichi-go-san significa, literalmente, siete-cinco-tres, y hace referencia a que en esta celebración participan los niños de tres y cinco años, y las niñas de tres y siete años ya que los japoneses consideran los números impares como más auspiciosos. Los niños son llevados por sus padres a los santuarios sintoístas locales para dar gracias por haber crecido sanos y fuertes y para rezar por su futuro

En esta celebración los niños visten por primera vez a la manera tradicional japonesa, con preciosos quimonos para las niñas y chaquetas haori y pantalones hakama para los niños, lo que convierte al Shichi-go-san en una festividad muy cara para los padres de los niños, porque la vestimenta tradicional japonesa de calidad resulta prohibitiva. No es de extrañar, por tanto, que en el Japón actual se puedan encontrar grandes almacenes que alquilan estas prendas por precios más asequibles que comprar todo el conjunto. Asimismo, tampoco es raro encontrar hoy en día cada vez más niños vestidos con traje a la manera occidental.

Por otra parte, la oración del monje sintoísta también tiene un coste para los padres, que, aunque en forma de propina o agradecimiento, como con muchas otras cosas, suele estar estrictamente regulado, y según la importancia del templo al que se acuda, la cantidad de dinero es mayor.

Niños en quimono

Niños en quimono en el santuario sintoísta donde se celebra la ceremonia.

Como suele ocurrir con casi todas las celebraciones actuales en Japón, y este caso no es una excepción, este evento empezó siendo un ritual realizado en exclusiva por las familias nobles durante el período Heian (794-1192), y posteriormente, también por las familias de samuráis.

Entonces, esta celebración marcaba el momento en el que los chicos mayores de tres años podían dejarse crecer el pelo (debían llevar la cabeza afeitada hasta esa edad), mientras que a los chicos de cinco años se les permitía vestir los pantalones hakama por primera vez, y las niñas de siete años pasaban de cerrar sus quimonos con dos simples cordones a cerrarlo con un obi.

Durante el período Edo (1600-1868) esta práctica se popularizó entre el resto de la población, que comenzó a asistir a templos sintoístas para pedir por sus hijos, aunque fue durante la era Meiji (1868-1912) cuando se desarrolló el Shichi-go-san tal como se conoce hoy en día. De hecho, la fecha de esta celebración, el 15 de noviembre, se escogió en esta época porque se consideró que era el día más propicio de todo el año, según el antiguo calendario lunar japonés. Sin embargo, esta celebración no es una fiesta nacional en el calendario japonés, por lo que muchas familias lo celebran en el fin de semana previo o posterior al 15 de noviembre.

Tras la visita preceptiva al templo sintoísta, los padres de los niños suelen comprarles unos caramelos especiales que simbolizan la longevidad, llamados chitoseame, el dulce de la longevidad. Aunque Chitose significa mil años, también se emplea para referirse a largos períodos de tiempo. Este caramelo tiene forma de bastón y viene en bolsas que llevan dibujos de grullas y tortugas, que en Japón son símbolos de una larga vida. Tanto el dulce como la bolsa son manifestaciones del deseo de los padres de que sus hijos disfruten de una larga y próspera vida.

Bolsa del chitoseame

Bolsa donde se guarda el dulce de chitoseame con la garza y las tortugas, animales que simbolizan la longevidad.

No hay comentarios: